Los sueños

7 de enero de 1841

Oh, Tú, mi Señor Jesús, el más bueno de todos, el más amoroso de todos, si es Tu santísima Voluntad muéstrame misericordiosamente, ¿qué son los sueños en sí y cómo lo debemos considerar?

Porque frecuentemente el hombre tiene sueños significantes, pero también a menudos sueños que parecen insignificantes. Y si no se sabe el cómo, el cuándo, el qué y el con qué y el porqué, entonces puede pasar que no se le da ningún valor a esta manifestación de la vida o quizás se le da muy poco valor o incluso a menudo se le da demasiado valor.

Por eso, oh, Tú, bonísimo y amorosísimo Señor Jesús, ¡dame, si deseas, el verdadero entendimiento!

Pero no tomes esta pregunta sin Tu Benevolencia en caso que sea una pregunta quizás con algo de curiosidad, pues que Tu Voluntad sea siempre santa, santa, santa y, por sobre todo, Tu Poder y Fortaleza.

Por eso que tan solo suceda Tu Voluntad; porque prefiero eternamente no saber nada a saber algo que no esté de acuerdo a Tu santísima Voluntad. Amén. Únicamente en Tu santísimo Nombre. Amén.

1. Bien. Escribe pues:

Cuando el niño, que está aún en el vientre materno, bebe tranquilamente los jugos de la sangre, ya que no puede hacer nada más, el alma también bebe los aires puros del Cielo mientras que su espíritu se regocija en Mis praderas de Misericordia.

Y lo que toma el cuerpo físico del cuerpo materno, y de lo que llega de esto al espíritu y al alma se edifica por tanto en la vida exterior mundana, en caso que se le haya dado en el vientre materno proveniente de Mí.

2. Mira, el sueño es cuando, en las formaciones de luz de las recámaras oscuras, observas árboles, casas, seres vivos y paisajes, cosas que no se encuentran en ninguna parte fuera de la recámara.

El cuerpo físico solo ve lo que es su similar, ya que su visión no puede ver las imágenes del alma. Pero cuando el cuerpo se vuelve oscuro porque duerme, el alma ve lo similar a ella como en una comunidad silvestre.

3. Pero cuando también el alma se pone a descansar, de tal manera que se le encarga al espíritu el esfuerzo como también el moverse por las esferas de su propia luz, entonces también el espíritu puede dirigirse hacia lo espiritual.

Y lo que el espíritu ha observado en la Casa del Padre, el alma también puede percibir en su claustro. Y cuando el cuerpo físico ha despertado del sueño, a menudo se da cuenta de la Gracia y Castigo del espíritu.

4. Pero personas que llevan una vida mundana, casi nunca o muy poco perciben los sueños espirituales puros, ya que sus almas sueñan solo con cosas tomadas del mundo, y mayormente de las cosas con las que el corazón estuvo apegada durante el día.

Y esto son los sueños vacíos y floridos, es decir nada más que las espumas de aguas servidas. Pero cuando al alma enferma se le muestran a menudo imágenes es solo para despertarla o para infundirle un miedo protector.

5. Los animales también son capaces de tener tales sueños, a menudo más luminosos, a pesar que provienen de un territorio nocturno.

Pero el sentido de tales sueños es siempre desordenado y desolado, lleno de engaño y maldad – y por tanto su interpretación no tiene mucho valor.

Solo cuando los sueños desenmarañan el sentido de vuestra vida terrenal y os raptan por un corto tiempo al Reino de Mi Gracia, entonces aquí debéis acordaros de tales sueños bajados del cielo y comprenderlos en el corazón para la paz de vuestra alma.

6. Porque cuando soñáis sobre cosas terrenales y vanas, esto no es nada más que lo que os traen vuestros deseos. Y lo que habéis ansiado con el corazón durante el día, os jugará una broma a vuestra alma durante el sueño.

Pero si Me habéis tenido presente durante el día y habéis dirigido todas vuestras acciones y aspiraciones siempre hacia Mí, entonces por un corto tiempo el espíritu será llevado al Cielo en donde recibirá alimento durante el momento en el que el cuerpo y el alma estén reposando.

7. Ahora, para finalizar, vosotros, Mis pocos hijos fieles, tomad nota de lo siguiente: Los sueños verdaderos siempre os alegrarán;

Solo cuando el alma vacila en la tierra entonces la comida celestial a veces se volverá amarga para vosotros.

Porque quien aún no ha pasado por el fuego del amor puede tener un poco de miedo de tal comida de fuego, pero quien piense: "¡En algún momento tengo que recibir el fuego de una vez por todas!", no le resultará difícil encontrar Mi Camino de Gracia.

8. Estas pequeñas palabras, bien meditadas, serán suficiente por el momento para saber lo que querías saber.

Sin embargo, no hay nada meritorio en los sueños, ni nada pecaminoso, y los buenos y reales son una adición gratuita sin ninguna cuenta.

Quien reflexione y se deje guiar por ellos hace bien; pero el que viva fielmente de acuerdo a Mi Revelación, hace mejor, porque Yo doy sueños únicamente a mis amantes que están sordos.

A quien los oídos espirituales del corazón han sido descongelados y abiertos por el fuego del amor, que sólo escuche con diligencia la prédica de Mi Palabra viva dentro de sí mismo, porque solo a través de la cual obtendrá la vida.

Pero en lo que respecta a la esencia de los sueños, ya se mencionará en detalle cuando se revele el ser humano.

Primero viene lo pequeño, luego lo grande y al final lo más grande de todo. Esto lo digo Yo, quien fue llamado. Amén Amén Amén.

Fuente: Dádivas del Cielo, tomo 3, recibido el 2 de enero de 1841 por Jakob Lorber